Cuentos del Club Amor consciente

Jamás pensé en caer en una relación así. Clandestina. Cuando conocí a Joel, me di cuenta que era ese tipo de hombre que me enamora. Muy seguro de sí mismo, lleno de atenciones con todas las personas, cariñoso, carismático… un hombre casi perfecto. Pero, aparentemente según me dijo la primera vez, con problemas maritales. Su mujer viviendo en otra ciudad. El muy solito.

Y casi sin darme cuenta caí perdidamente enamorada de él. Cuando me di cuenta era demasiado tarde. La verdad deje de pensar en que era casado. No quise sentirme mal. El me hacía querer ir todo el día a trabajar. Porque en el trabajo nos habíamos conocido. Al principio, buscábamos cualquier pretexto para ir a la cafetería e intercambiar nuestras miradas, y alguna caricia fugaz. Con el tiempo, comencé a pasarme uno que otro fin de semana con él. Fantaseaba yo con quedarme allí a vivir. Pero a veces él recibía llamadas de su ex mujer, o lo que fuera. Como no tenían hijos, pues era fácil suponer que nada los haría regresar.

Al menos eso creía yo.

Pero una tarde, lo note muy extraño. Acababa de bañarme, y lo miré mientras él intentaba hablar con voz muy bajita. Al verme, se levantó de la cama y salió al balcón. Cerro tras de sí, el cancel. Me pareció extraño, ya que no solía irse a hablar con nadie lejos de mí.

Supe que algo andaba mal. Y quise escuchar lo que decía, pero no pude porque el ruido de la avenida en la que estaba el depa, era ensordecedor.

Terminó su llamada. Sacó un cigarro y se quedó allí, mirando al cielo… Mmmm muy extraño- pensé yo.

No me pude esperar. Abrí el cancel.

– ¿Malas noticias? -dije como quien no da importancia.

-Depende -contestó él.

– ¿De qué?

-De cómo lo tomes.

-Me asustas Joel. -contesté comenzando a preocuparme

-Joanna esta embarazada. – contestó.

En ese momento, sentí como si una loza enorme y pesada cayera sobre mí.

– ¿Embarazada? ¿pero cómo? ¿No se supone que ustedes ya no estarían juntos? -dije alzando la voz.

-Yo no te aseguré eso.

-Pero… ¿y qué piensas hacer?

-Es mi primer hijo. ¿Qué quieres que haga?…

-Pues que ella lo tenga y ya. ¿Pero tú que harás?

-No me presiones. Es mejor que te vayas a tu casa. Ya luego hablamos.

El llanto, la desesperación, la ira, la impotencia. Todas esas horribles emociones vinieron a mí. Y le grité no sé cuántas cosas ofensivas.

 El me sacó a empujones de allí. Me cerró la puerta en la cara. Y no volvió a abrirla.

Me fui como una loca llorando. Me subí al auto y manejé mucho rato. Cuando por fin me detuve y quise llamarle. Me di cuenta que me había bloqueado.

Entonces comprendí, que yo era la “otra”.

A veces una mujer cae en relaciones casuales que la hacen crear toda una historia de amor “ficticia”. También sufre. El vacío de la soledad, a veces lleva a no poner muchas condiciones a la pareja. Y este es el resultado.  En un triángulo amoroso, 3 personas sufren. La infidelidad es frecuente en parejas que no resuelven sus problemas a tiempo. Y salen lastimados todos. Para eso son las terapias de pareja. Para enfrentar lo pendiente.