Trabajando en este mundo del coaching nutricional he tenido múltiples clientes con los cuales he aprendido que existe una gran brecha entre lo que pensamos que debe ser y lo que realmente funciona en la práctica. Les comparto esta estrategia para mejorar tu forma de comer y logres tus objetivos:

Escenario 1: Comida con amigos, familiares, fuera de casa, etc.

Si eres un atleta profesional o culturista necesitas planes de comidas para prepararse para el entrenamiento y la competencia, ellos deben comer todo medido y calculado… Pero la mayoría de nosotros no necesitamos ese nivel de precisión quirúrgica.

Normalmente no comemos «gramos» de cosas, ni nos referimos a los alimentos por sus nutrientes (como «ácidos grasos omega-3»). En cambio, comemos alimentos como: Hamburguesas, tacos y burritos, ensaladas, pastas y fideos, sándwiches, wraps, pitas, guisos, cereales o granola, frituras…

En pocas palabras: si quieres comer mejor, no es necesario ser raro o tan meticuloso. No necesitas pesar y medir todo, o contar tus almendras.

Pregúntate: “¿Alguien me está pagando por hacer esto?» Si la respuesta es no, es probable que no necesite este tipo de enfoque.

Respuesta: Solo necesitas pensar en lo que ya estás comiendo y cómo podrás mejorarlo un poco.

Piensa en cambiar y sustituir. Juega solo con un grupo de alimentos, experimenta con estas variables: qué comes, y cómo lo comes

– ¿Cómo puedes «hacer que esta comida sea un poco mejor» en cada situación?

– ¿En qué situaciones es más fácil o difícil?

Cuando tus opciones son limitadas (por ejemplo, cuando viajas o comes en la cafetería), ¿cómo puedes cambiarlo a «un poco mejor» siendo realista con lo que tienes al alcance.

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Ejemplo de cómo puedes trasformar un desayuno.

Nivel 1. Tu desayuno favorito es una bebida de café con crema batida y un croissant de chocolate. Lo recoges en el drive thru y lo devoras de camino al trabajo.

Este es tu punto de partida. Estás inflamado por las prisas, el croissant te promueve hambre muy rápido… Ahora tu juego es mejorar un poco tu desayuno, comenzando con lo que ya tienes o haces.

Nivel 2. Reemplaza el croissant con un muffin integral. En lugar de un «postre en una taza», obtienes un café normal con crema sin endulzar (tipo Half and Half) y sin azúcar. Tomas una taza de yogur griego al salir de casa para un poco de proteína.

Nivel 3. Siguiente nivel de juego: Cambias el muffin a granola (casera o artesanal si es posible) con requesón o yogur griego. Podrías cambiar la crema de tu café por 15 ml de leche baja en grasa. (O incluso ir directamente al café negro). Agregas un poco de fruta, comes sentad@ en una mesa, en lugar de paquetes de comida para llevar en el automóvil.

Nivel 4. Juega como profesional, cambiaste la palabra “apresurado» por «reservar un poco de tiempo extra para disfrutar de un desayuno tranquilo». Preparas una frittata de huevo con verdura un día antes. El café se convirtió en té verde, ya que nótese que demasiado café te estaba poniendo nervios@. La proteína más un plato de frutos rojos y verduras se han convertido en las estrellas de la comida. Has descubierto que te gusta mucho el agua de limón.

Comes con atención, sintiéndote relajad@, mientras ves salir el sol.

Ir un paso a la vez, cambiando poco a poco pero constante es más fácil y duradero. Promueve una salud a largo plazo y un apego más práctico a tus objetivos.

Si necesitas mayor asesoría porque ya superaste el nivel 4, o bien te cuesta dar el primer paso te puedo brindar asesoría de como entrar en esta nueva etapa de tu vida. Cada lunes tenemos un reto para ti.