Perdona a tu mamá y perdona a tu papá, quizá ahora no lo entiendas, pero cada vez que te sentiste lastimada, abandonada, humillada, te estaban enseñando a ser más fuerte, más independiente. Te enseñaron a marcharte de donde ya no es tu lugar.
Perdona a tu pareja que te engañó, quizá doliera mucho, pero te estaba enseñando a poner límites, a amarte y a serte fiel a ti misma.
Perdona a tu amiga, la envidiosa, la que habló mal de ti, la que te hizo la vida imposible, ella vio en ti algo que nunca podría llegar a ser y te enseñó que, incluso en tu peor momento, tu luz brilla tanto que lastima la vista de los demás.
Perdona a tus hijos por las insolencias, los desprecios, el abandono. Te están enseñando a soltar tus apegos y a entender que no puedes controlarlo todo, te están ayudando a soltar.
Pero sobre todo perdónate a ti…
Por tu sobrepeso, por no ser la hija, la pareja, la madre perfecta.
Perdónate por cada vez que te dejaste vencer por el miedo, perdónate por cada error, pues de no ser por ellos, no serías la persona que eres hoy, créeme, eres maravillosa.
Tu historia es perfecta.
Tu vida es perfecta.
Y aunque no lo parezca… todo pasa para enseñarte algo.
Para crecer…