Ni fui tan dura, ni tan valiente, ni tan segura.

¡Si supieran cuántas veces necesité un abrazo para seguir!

¡Cuántas veces deseé retornar a mi infancia y confesar libremente mis miedos!

¡Cuántas veces soñé que tenía alas y podía alejarme de lo que me hacía sufrir!

¡Cuántas veces ansié no ser yo!

Aun así, de las guerras salí airosa, de las tormentas solo mojada y después de ellas, tal como debía suceder, el Sol volvió a salir.

Siempre hubo pan en la mesa, no me tapó el agua y elegí los caminos.

La música de mi corazón siguió sonando, el amor me visitó y cuando lo pedí, el olvido llegó.

Todo sucedió como debía suceder.

En todo este tiempo, mi espíritu como el junco se dobló pero, nunca se quebró.

Me alisto para una nueva aventura.

Renuevo mis sueños.

Dejo a un lado lo que ya no sirve y con la mejor de mis sonrisas me dispongo a salir a la vida.

Ella, la que sueña, la que escribe.