No estamos preparados para soltar una relación que consideramos importante en nuestras vidas. Cuando algo así pasa, alguna de las 2 personas puede llegar a sentir un gran dolor en el fondo de su corazón. Sin embargo, aunque nos duela, si llega un día en que la persona que amamos, se va de nuestro lado, por el motivo que sea, debemos aceptar que ninguna relación debe ser forzada.

Suena lógico, sin embargo, debemos comenzar a soltar esa dependencia por la otra persona…

Lo primero es aceptar que cada persona tiene su camino, que a veces esos caminos se separan y aunque en el momento de la ruptura, no sea posible continuar sin la otra persona, debemos preguntarnos… ¿Qué es en realidad lo que extrañamos?

Con mucha frecuencia extrañamos lo que la otra persona nos resolvía, de muchas maneras… Si, aunque sea difícil aceptarlo.

Les pongo ejemplos:

Las relaciones amorosas se establecen por complemento. Nos atraen las personas que nos brindan algo que nos ha hecho falta. Pueden ser desde cosas materiales, hasta virtudes y habilidades que no tenemos. Por ejemplo, una mujer que se acostumbra a que su marido sea el único proveedor, sin que ella haya hecho nada por si misma para generar un ingreso, puede sentirse perdida porque él ya no estará allí para darle esa seguridad económica. Claro esto en lo evidente.

Pero hay otro tipo de necesidades que la pareja suele resolver. Por ejemplo, si es más organizada para las cosas, llevar una casa, o criar a los hijos… Cuando la otra persona suele ser más sociable y gracias a ella se tienen muchas amistades, o simplemente estar cerca de ella nos hace sentir más tranquilos, porque es más prudente y tolera nuestro mal humor.

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Nos apegamos a lo que nos dan y que nos provee bienestar. Pero ¿y el amor? ¿Qué pasa si uno de los dos deja de sentirse importante en la vida del otro? Cuando alguien nos ama, la vida parece brillar más. ¿Cierto? Pero y ¿qué hay de nuestro propio brillo? ¿Qué sucede cuando de pronto al irse la pareja, no tenemos ningún proyecto de vida individual? Es más grande el dolor cuando hemos dejado que la relación y la otra persona sea el único sentido que le demos a nuestra vida.

Una pareja que se ayuda a crecer, no basa su relación únicamente en lo que recibe del otro como una especie de ayuda en lo cotidiano. Sino que sabe que la relación para que sea excelente, requiere que ambos aprendan a ser más responsables de hacer algo más consigo mismos.
Desde tener una actividad importante, algún reto nuevo para aprender, aportar ideas, sueños, o intereses que vayan nutriendo la relación, pero sobre todo asumir que deben continuar siendo seres individuales, aunque se amen profundamente.