Durante los primeros 7 años de nuestra vida, todas las personas que tuvieron contacto con nosotros, nos dejaron alguna huella. Las personas más cercanas o frecuentes nos hicieron mirar la vida de una particular manera. Así es como aprendimos a sentirnos aceptados o rechazados, admirados o devaluados, amados o despreciados e ignorados… Si al menos hubo en nuestra vida alguna sola persona que haya dado algo de cariño, guía o protección, tuvimos un referente acerca de quienes hemos sido.
Esas viejas programaciones familiares y sociales permanecen muy arraigadas dentro de cada uno de nosotros, y no son cuestionadas. La pregunta que te hago hoy es… ¿Sabes si eres realmente TÚ? ¿O solo te fuiste convirtiendo en lo que los demás hicieron o modelaron en tu persona?
Existen 3 tipos de mensajes que, sin querer las figuras más importantes de nuestra vida, nos legaron. Digamos que fueron de manera muy sutil, programándonos.
Y te los comparto hoy aquí:
Nos hicieron sentir responsables de los otros miembros de nuestra familia. Quizás porque en el sistema familiar había adicciones, viudez, enfermedades, carencias económicas, ausencia de padres… y fuiste elegido como el rescatador o rescatadora. Alguien con cualidades de empatía, sensibilidad y la madurez para desde muy pequeño responder ante las carencias.
El hacedor de sueños ajenos. Cuando un hijo nace, los padres suelen tener expectativas acerca de cómo debería ser su destino. Y lo van influyendo para que este nuevo ser, realice poco a poco el sueño de alguno de ellos. Esto no lo hacen los padres por egoísmo, sino porque en sus vidas, no pudieron realizarse como hubieran querido.
Cuando no les agrada nuestra personalidad. Ya sea porque a mamá le hubiera gustado tener una hija y no un hijo varón, o a papá le gustaría que su hija se pareciera más a él, o por el color de la piel, o porque no es tan listo como hubieran deseado. El caso es que de esa manera, también pudiéramos ser marcados. El impacto de no ser aceptado duele profundamente y a veces orilla traicionarnos a nosotros mismos.
¿Cómo afectan estas programaciones en la vida adulta?
Como hijo(a) rescatador(a), es complicado tener pareja, ya que habrá conflicto de lealtades. Y culpa si no se atiende en primer lugar a la familia de origen
Cuando no nos es permitido encontrar nuestro sentido de misión, pasaran los años y quizás vivamos una vida llena de frustraciones.
Y si no podemos sentirnos aceptados tal y como vinimos al mundo, el resto de la vida viviremos tratando de agradar a costa de nosotros mismos.
¿Se pueden cambiar estas programaciones familiares?
¡Si! con ayuda profesional. Haciéndonos conscientes de como fuimos programados sin darnos cuenta. Aprendiendo a liberarnos de esas cadenas de sufrimiento y creando una nueva personalidad propia.
Si estas interesado en participar en mi próximo taller en Veracruz, mándame un mensaje por WhatsApp al número que aparece en el cintillo aquí debajo.
Pero apúrate ya que iniciamos el sábado 8 de noviembre de 10 am a 11:30 am.