En mayo se celebra el DIA DE LAS MADRES aquí en México. Y justamente en este mes vale la pena reflexionar en el papel que tenemos las mamás en las vidas de nuestros hijos. Dar vida es un don divino. Es el papel de una mujer que se convierte en co-creadora con Dios. Y durante los primeros años de vida moldeará con sus palabras, sentimientos, pensamientos y sobre todo acciones, a ese pequeño individuo que tendrá todo eso en él. Sin embargo, no existe realmente una guía para ninguna madre en el mundo para saber como cuidar de ese bebé. Por lo que se hace lo que se puede, con lo que se tiene.
Suena algo limitado, y sin embargo esa es la realidad en la vida de muchos seres humanos, a quienes sus madres tuvieron que cuidar a veces solas, a veces siendo devaluadas, o juzgadas…
Devaluar a mamá por los errores cometidos, es como pretender ser juez ante la imposibilidad de hacerlo mejor. Cuando una persona al crecer se atreve a culpar de todos sus infortunios a su progenitora, diríamos que se olvida de hacerse cargo de lo que debería corregir en su propia vida. No vinimos a este mundo a juzgar a nuestra madre, vinimos a observar en que medida nos transmitió cosas sanas, y si hubo algunas no sanas, trabajarlas para liberarnos de sentimientos oscuros que solo nos dañan y mantienen esclavos del dolor.
Pero existe una madre interior a la que podemos recurrir… es esa parte divina femenina que existe dentro de cada uno de nosotros.
¿Cómo encontrarla en ti? Simplemente te invito a tomarte un momentito a solas, relajadamente y sin prisas. Visualiza que esa madre divina es esa imagen femenina que algunos ven como la virgen de los mexicanos, la Virgen de Guadalupe, o cualquier otra imagen divinal en la que podamos confiar.
¿Por qué es importante reconciliarnos con nuestra madre interna? Ya seamos hombres o mujeres, el reencuentro con nuestra parte femenina nos prepara para desarrollar en nosotros cualidades sublimes y sagradas como son la ternura, comprensión, dulzura, capacidad de consolar, perdonar y ser compasivos.
Esas virtudes brotan de lo femenino. Por ello en este 10 de mayo te invito también a escribirle una carta a tu madre biológica donde le digas que le amas, se encuentre o no este plano físico. También si aún le guardas rencor por algo pasado, perdona cualquier cosa del ayer…Recuerda: “Todo pasa”.
Y una segunda carta para tu madre divina. Esa deidad que se encuentra en tu templo corazón, el lugar sagrado donde brotan los sentimientos más bellos y puros en cada ser humano.
La madre es una figura fundamental en el desarrollo psicosocial del ser humano. Por ello, deberíamos apurarnos a tener ese cobijo íntimo, profundo y sagrado que nos conecta con lo divino y nos hace mejores seres humanos.
Te mando un abrazo fuerte a ti que nos lees hoy y que eres MAMÁ.