En estas fechas para recordar y honrar a los que se nos adelantaron en el camino, sin dudarlo hablaré de mis padres:

De mi madre, puedo decir que no hay amor más puro y real que el suyo. Ella fue refugio en mis miedos, el consuelo en mis caídas y la luz en mis caminos más oscuros. Mi madre no solo me dio la vida, me enseñó a vivirla. Me mostró que la fuerza no está en no llorar, sino en seguir adelante, aunque las lágrimas empañen la vista.

Y qué decir de mi padre, ese amor verdadero que no siempre se dice con palabras, a veces se demuestra con una mirada que entiende sin preguntar, con aplaudir mis logros y enseñarme a trabajar para alcanzarlos. Ese fue mi padre y hoy ya no está, pero sigue guiando mi camino cada día.

Cuando pienso en ellos, pienso en sacrificio, en amor y entrega. Que hicieron siempre lo posible para que yo pudiera sonreír sin preocupaciones.

Y aunque el tiempo pase, aunque la vida cambie, siempre habrá una parte de mí que seguirá siendo su niña, la que busca sus abrazos, la que encuentra paz solo al recordarlos.

Porque si de algo estoy segura, es que mis padres fuero, son y serán siempre lo mejor de mi historia.

Y sin más que decir: UN BESO hasta el cielo